Hola, yo soy Antía.
Me piden que cuente cómo es mi vida. Cómo paso el tiempo.
Soy totalmente dependiente, o sea, podéis pensar que paso el tiempo como le da la gana a los demás. Pues no. De alguna forma fui encontrando la manera de hacerme entender, y cuando algo no me gusta o no me apetece, protesto. Y, ¡¡cómo protesto!! Pateo, abro los brazos…¡¡y vaya si me entienden!!
Me encanta pasear. Quiero estar en la calle todo el día. Vivimos en un barrio fenómeno porque tenemos largos recorridos en los que mis padres no tienen que empujar mucho la silla. Hace poco compraron un motorcito y lo noto porque ahora nos vamos bastante más lejos.
Nunca quiero volver a casa (aunque no me lo digan, yo lo sé) y lo hago saber enfadándome. Mi madre intenta negociar: «Vale, una vuelta y nada más» Suele funcionar…
Me encanta salir a solas con mi padre. Siempre me lleva a una terraza en la que ya nos conocen y el camarero pone algo especial para mí.
Al pasear, si algo me gusta mucho, lo digo girando mi cabeza hacia la izquierda y emito un sonido para llamar la atención del que lleva la silla. Mi madre siempre se pone a mi altura y me pregunta: ¿qué pasa Antía? Y comienza a decir cosas que le parecen. Si acierta me río y si no, me enfado. Mi madre me dice “lo siento, pero no te entiendo, así que …”