INCLUSIÓN DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Cuando hablamos de inclusión de las personas con discapacidad…

Debemos tener en cuenta la gran variedad de discapacidades existentes. Pero no sólo eso; también las diferentes afectaciones, y los grados de discapacidad, que definen la mayor o menor dependencia de la persona que la padece. La discapacidad no es sólo una, pues cada persona es única. Por lo tanto, la inclusión de personas con discapacidad debe contemplar este matiz.

Si además queremos tratar de hacer un examen más minucioso, es importante tener en cuenta los diferentes ámbitos de la vida. Estos ámbitos podríamos englobarlos en el ámbito social, sanitario, educativo y laboral.

Un poco de historia

Si echamos la vista atrás, podremos comprobar que fue a finales del siglo pasado cuando España comenzó a elaborar leyes dirigidas a la inclusión de las personas con discapacidad para darle el lugar que les corresponde, es decir, el mismo que cualquier otra persona sin discapacidad.

En 1982 se aprobó la ley de Integración Social de los Minusválidos, LISMI (Ley 13/1982, de 7 de abril). Esta ley es considerada por muchos la primera ley de contenido Social aprobada en España. Dicha ley establece la “(…) obligación del Estado la prevención, los cuidados médicos y psicológicos, la rehabilitación adecuada, la educación, la orientación, la integración laboral, la garantía de unos derechos económicos, jurídicos sociales mínimos y la Seguridad Social”.

En 1985 se aprueba el Real Decreto en el que, por primera vez, se plantean explícitamente los beneficios y la necesidad de una escolarización ordinaria de todas las personas «con deficiencias psíquicas y sensoriales» contando con apoyos individuales específicos (Real Decreto 334/1985, de 6 de marzo).

En 2003 se aprueba la Ley de Igualdad de Oportunidades, no discriminación y accesibilidad de las personas con discapacidad: (Ley 51/2003, de 2 de diciembre), que supone un paso más en la lucha por la igualdad de derechos de las personas con discapacidad.

Dónde nos encontramos después de 40 años

Es cierto que desde hace 40 años, el avance es innegable, pero, ¿es suficiente?.

  1. Ámbito Educativo

El estudio “Universidad y Discapacidad” del Centro Español de Documentación sobre Discapacidad (CEDD) indica que:

  • El porcentaje de estudiantes con discapacidad es de un 1,5% sobre la población total de estudiantes.
  • Pero de un 1% en la modalidad presencial, pasamos a un 5,6% en la modalidad a distancia.

Aquí os dejo el link donde podéis consultar toda la información sobre este estudio: Estudio “Universidad y Discapacidad” CEDD

  1. Ámbito Laboral

Si nos centramos en el ámbito laboral de las personas con discapacidad, el 29 de octubre de 2020, el INE publicó los datos de una encuesta de inserción laboral de titulados universitarios en el año 2019.

En dicho estudio podemos encontrar datos sobre el porcentaje de población con y sin discapacidad que accede a estudios superiores. Pero si nos centramos en los datos que hacen referencia a la situación laboral, podemos ver que:

  • La tasa de empleo de los graduados universitarios en personas sin discapacidad es del 86,2% frente al 75,4% de las personas con discapacidad.

Para aquellos que queráis buscar más resultados de la encuesta, este es el link: encuesta de inserción laboral titulados universitarios 2019

  1. Ámbito social

El análisis del ámbito puramente social se hace complicado en materia de datos, dado que no existen encuestas que hagan referencia a la inclusión de las personas discapacitadas fuera de un ambiente educativo o laboral.

Yo parto de la creencia, con la que podréis estar más o menos de acuerdo, de que aquello que no observamos, analizamos, estudiamos o de lo que hablamos, es aquello a lo que no damos importancia. Creo que éste es un ámbito en el que nos queda todavía mucho camino por recorrer.

La inclusión es cosa de todos

A pesar de que los avances en legislación son evidentes, no parece que a estos avances les siga una concienciación social al mismo ritmo. Quizá porque no somos conscientes de las necesidades de cada una de las discapacidades, porque no nos paramos a reflexionar, o simplemente porque no nos afecta.

Hace poco me contaba un amigo con discapacidad, que tiene que hacer auténticos esfuerzos para moverse en transporte público por la Comunidad de Madrid.

Me decía que los accesos a vagones del Metro funcionan bastante bien, pero no tanto los ascensores, que muchas veces están estropeados. Los trenes de cercanías son una odisea, pues sólo uno o dos vagones tienen acceso para personas con movilidad reducida, y le toca adivinar cuál es y después conseguir llegar antes de que se cierren las puertas.

En algún local de hostelería le “invitaron a irse” porque la silla de ruedas ocupaba demasiado.

Los locales de ocio están obligados a tener baño para discapacitados, pero no a salvar un escalón de 20 centímetros.

Las universidades no tienen ningún tipo de adaptación para que las personas con discapacidad puedan rellenar las matrículas.

Y esto son sólo pequeños ejemplos.

Dado que considero que a pesar del camino recorrido todavía queda mucho por recorrer, en próximas publicaciones entraremos de forma más detallada en cada uno de los ámbitos de actuación:

  • Social
  • Sanitario
  • Educativo y laboral

Me gustaría terminar animándoos a ver la campaña del día mundial de la parálisis cerebral de 2019, que llevó a cabo la Confederación ASPACE junto con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: Campaña Parálisis Cerebral «Dale la vuelta».

Incluir no es solo permitir, es también compartir.

Si quieres compartir tu opinión, o proponer temas sobre los que escribir o debatir, Contacta con la Asociación Antía Sueiro.

 

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